Os dejo el vídeo de la estupenda presentación del libro de Bernd Rüthers Derecho degenerado. Teoría jurídica y juristas de cámara en el Tercer Reich. Un complemento perfecto a su lectura, ya que se profundiza en algunas de las cuestiones que plantea el libro y se aporta información nueva.
Voy a destacar dos ideas de la intervención de Juan Antonio García Amado (no os perdáis tampoco la expresión con la que define la talla moral de Carl Schmitt).
En primer lugar, la vocación cortesana de los juristas: «siempre que aparece un dictador […] los primeros que se ponen a su servicio y a sus órdenes y que férreamente compiten para ganarse su favor al precio que sea y diciendo lo que haga falta son los juristas y no con demasiada frecuencia, y no puede ser esa frecuencia casual, son los profesores de derecho». Y encima fueron los profesores que mejor dominaban la técnica jurídica.
La segunda idea, se refiere a cómo una gran mayoría de los juristas nazis no tuvieron problemas para situarse en las altas instituciones del Estado a partir de 1950. A través del ejemplo de la Berufsverbot, la normativa que prohibía ser funcionario de la República Federal de Alemania a las personas que hubieran militado o militasen en el Partido Comunista alemán. El Tribunal Constitucional alemán declaró que esta prohibición era constitucional, en una sentencia en la que fue magistrado ponente un antiguo militante nazi y entusiasta fiscal bajo el nazismo (creo que se refiere a Willi Geiger, magistrado del TC alemán de 1951 a 1977). Como afirma Juan Antonio García Amado: «no se podía ser maestro si se había sido comunista pero se podría ser magistrado del Tribunal Constitucional si se había sido nazi y fiscal bajo el nazismo».