En estos tiempos de tanta tertulia política, con las que he perdido tanto tiempo, creo que es conveniente buscar orientación en las palabras que Antonio Gramsci escribió criticando el libro de Bujarin: La teoría del materialismo histórico. Manual popular de sociología marxista:
«…las referencias a los grandes intelectuales son fugacísimas. Se plantea la cuestión de si no sería conveniente, al contrario, referirse tan sólo a los grandes intelectuales adversarios y dejar de lado los secundarios, los simples repetidores de frases hechas. Se tiene la impresión de que sólo se quiere combatir a los más débiles y luchar contra las posiciones menos sólidas (o peor defendidas por los más débiles) para obtener fáciles victorias verbales (puesto que no se puede hablar de victorias reales). No quiere decirse que exista semejanza entre el frente ideológico y el frente político-militar (en todo caso, la semejanza es formal y metafórica). En la lucha política y militar puede convenir la táctica de atacar los puntos de menor resistencia para poder asaltar el punto más fuerte con el máximo de fuerzas disponibles, después de haber eliminado los auxiliares más débiles, etc. Dentro de ciertos límites, las victorias políticas y militares tienen un valor permanente y universal y el objetivo estratégico se puede alcanzar de modo decisivo con efectos generales para todos. En cambio, en el frente ideológico la derrota de los secuaces menores tiene una repercusión insignificante; hay que luchar contra los más eminentes. De otro modo, se confunde el periódico con el libro, la pequeña polémica cotidiana con la labor científica; hay que abandonar los secuaces menores a la infinita casuística de la polémica periodística.
Una ciencia nueva alcanza la prueba de su eficiencia y de su vitalidad fecunda cuando demuestra que sabe enfrentarse con los grandes campeones de la tendencias opuestas, cuando resuelve con medios propios las cuestiones vitales que éstos han planteado o demuestra perentoriamente que estas cuestiones son problemas falsos».
La cita corresponde al libro La política y el Estado moderno. A mí me parece perfectamente trasladable a la investigación jurídica. Mientras tanto, voy a intentar dejar de ver las tertulias y aprovechar ese rato para leer.